Hay algo que quiero contar, pero para entenderlo, creo que tendré que empezar desde el principio,
Como ya he contado en muchas ocasiones estos tres años y pico como madre me han mostrado algo de mí que desconocía hasta el momento, mi pasión en la vida, es la infancia feliz.
No llevar a Pirata a la guardería, lo que en un principio era por cuidar de él, se convirtió en algo mucho más profundo, revivir la niñez, dando, porque no admitirlo, lo que a mí me faltó y no me refiero a caprichos... sino, una infancia feliz.
Tal vez porque yo no la tuve, porque me sentí muy sola, un estorbo para mis padres y no tuve mi lugar en la familia. Me querían, me criaron, y estoy agradecida, pero hubiera preferido generar algo de alegría o interés.
Mi historia
Mis padres tenían 2 hijos guapísimos, la parejita, el primogénito despierto y encantador y la adorable princesita. Pero entonces llegó la tercera hija, mi madre no estaba lista y cayó en una especie de depresión, agotada de criar 2 hijos gastó su energía en ellos, un descuido que lamentó, un error.
Pero ahí llegó mi hermana, muy delgada, llorona y que le hizo vivir siempre estresada porque no comía y enfermaba mucho.
7 años después de su tercera hija, ya con casi 40 años, con descontroles hormonales, nunca sospechó lo que se le venía encima. Aún no había terminado de aceptar tener que volver a criar una tercera hija, cuando tuvo un retraso y se puso en lo peor. No puede ser... ¿menopausia ya?
Bien, una vez en consulta preguntó asustada si era la menopausia, si se hacía vieja...
A lo que el médico contestó:
- déjese de menopausia y vaya buscando un nombre bonito, porque lo que le viene es un bebé.
Mi madre entró en shock y pasó meses llorando desconsolada, a menudo pensaba en ir a abortar, luego lloraba porque se sentía culpable, el embarazo avanzaba y volvía a llorar arrepentida por no haber abortado y de nuevo la culpa y el pensamiento de que Dios la iba a castigar, pero no quería más hijos...
Y nací yo.
(Continuará)
Como ya he contado en muchas ocasiones estos tres años y pico como madre me han mostrado algo de mí que desconocía hasta el momento, mi pasión en la vida, es la infancia feliz.
No llevar a Pirata a la guardería, lo que en un principio era por cuidar de él, se convirtió en algo mucho más profundo, revivir la niñez, dando, porque no admitirlo, lo que a mí me faltó y no me refiero a caprichos... sino, una infancia feliz.
Tal vez porque yo no la tuve, porque me sentí muy sola, un estorbo para mis padres y no tuve mi lugar en la familia. Me querían, me criaron, y estoy agradecida, pero hubiera preferido generar algo de alegría o interés.
Mi historia
Mis padres tenían 2 hijos guapísimos, la parejita, el primogénito despierto y encantador y la adorable princesita. Pero entonces llegó la tercera hija, mi madre no estaba lista y cayó en una especie de depresión, agotada de criar 2 hijos gastó su energía en ellos, un descuido que lamentó, un error.
Pero ahí llegó mi hermana, muy delgada, llorona y que le hizo vivir siempre estresada porque no comía y enfermaba mucho.
7 años después de su tercera hija, ya con casi 40 años, con descontroles hormonales, nunca sospechó lo que se le venía encima. Aún no había terminado de aceptar tener que volver a criar una tercera hija, cuando tuvo un retraso y se puso en lo peor. No puede ser... ¿menopausia ya?
Bien, una vez en consulta preguntó asustada si era la menopausia, si se hacía vieja...
A lo que el médico contestó:
- déjese de menopausia y vaya buscando un nombre bonito, porque lo que le viene es un bebé.
Mi madre entró en shock y pasó meses llorando desconsolada, a menudo pensaba en ir a abortar, luego lloraba porque se sentía culpable, el embarazo avanzaba y volvía a llorar arrepentida por no haber abortado y de nuevo la culpa y el pensamiento de que Dios la iba a castigar, pero no quería más hijos...
Y nací yo.
(Continuará)