Piratilla se ha colado en mi cama, pero hoy no lo devuelvo a su cuna.
Al mirar el reloj he notado un revoloteo en mi estómago y es que en este mismo instante, hace un año, yo estaba a punto de despertarme con la sensación de que o me levantaba o mojaba la cama.
A las 03:00 rompía aguas y buscaba serena el angelsound para comprobar que todo iba bien y le oí, ese latir fuerte y rápido, un latido al que ya estaba acostumbrada como si siempre hubiese estado ahí y como si siempre fuese a estar en mi interior.
Me embargó la emoción, me sorprendió mi calma, sabía lo que tenía que hacer y empezó todo un nuevo mundo, correas, eco, tacto, cada cosa me iba acercando mas y mas a tí: MI NIÑO.
Nunca quise confirmar tu sexo con una eco porque mi corazón me lo gritó desde el primer día: es un niño! Pero aún así gozamos de esa incertidumbre, de la expectación.
Aguardé paciente junto a papá en una bonita habitación celeste a que me recogieran a las 9 para revisarme.
Allí empezaron las contracciones, en el mejor ambiente posible, el amor de mi vida a mi lado y tu pequeña maletita a sus pies, él nervioso, buscando en mí tranquilidad y yo tranquilizándolo, esa maravillosa intimidad donde empezó el dolor mas hermoso de mi vida, avisando de tu llegada.
Me duché y me preparé feliz, ya eran las 9.
Y en la sala de partos el dolor y el amor crecían a partes iguales, no sentí miedo, ni nervios, estaba lista y quería verte.
Me gustó mucho darte a luz, lo disfruté y me recreo en ese instante, tuvimos suerte, rápido, fácil...
Y a las 12:30 te ví, te toqué, te olí.
No fue amor a primera vista, ni una explosión, sólo te quería, como si siempre hubiese existido eso en mí.
Ya era mamá, deseosa de verte crecer de enseñarte el mundo y un año mas tarde me doy cuenta de cuanto he crecido yo y cuanto me has enseñado tú. Desde ese día papá y yo hacemos lo que queremos y no lo que "toca", nos dan igual muchas cosas absurdas que antes nos parecía que estábamos obligados a hacer, nos has abierto los ojos y somos mas felices de lo que jamás pudimos imaginar.
Eres una personita de carácter pero dulce, bueno, cariñoso y muy payasete, ¡como te gusta hacer reir a la gente, renacuajo! Despiertas sonriente y parlanchín, incluso empiezas a cascurrear antes de abrir los ojos. Te incorporas en tu cuna a lo Drácula (o nuestra cama mas bien) tieso sentado de golpe y ojos de par en par.
Me buscas y me pides con total descaro la teta, no tienes mucha paciencia y si tardo te irritas o te da por sonreirme y apretujarme, eres todo un zalamero.
Me persigues por todas partes, invades mi cama, no me dejas bañarme sin tí, desde que naciste no te has separado de mí, baboseas mi desayuno....
Me haces reír como loca, me dejas fascinada con tus primeras palabras, tus gestos y tus carcajadas en sueños.
Me tienes con el corazón en un puño cuando te veo mil veces al día a punto de abrirte la cabeza, tengo muchísimo miedo a que te pase algo y no imagino un mundo sin tí, eres temerario y veloz, pero fuerte y es difícil oirte llorar, me has salido muy heavy, bichejo.
Cada día te quiero mas y no puedo evitar mirarte y susurrar: gracias.
Esta noche no te devuelvo a tu cuna, te dejo dormir pegado a mí, porque he pestañeado y has cumplido un año y he entendido que no siempre cabrás en mis brazos.
Hoy hace un año...
...hace solo un año estabas en mi interior y ahora susurras tilla a mi lado y ya te has enganchado, has dado un manotazo al móvil, jajaja, pirata malo hasta dormido, y me cortaste la inspiración. Me encantas.
Al mirar el reloj he notado un revoloteo en mi estómago y es que en este mismo instante, hace un año, yo estaba a punto de despertarme con la sensación de que o me levantaba o mojaba la cama.
A las 03:00 rompía aguas y buscaba serena el angelsound para comprobar que todo iba bien y le oí, ese latir fuerte y rápido, un latido al que ya estaba acostumbrada como si siempre hubiese estado ahí y como si siempre fuese a estar en mi interior.
Me embargó la emoción, me sorprendió mi calma, sabía lo que tenía que hacer y empezó todo un nuevo mundo, correas, eco, tacto, cada cosa me iba acercando mas y mas a tí: MI NIÑO.
Nunca quise confirmar tu sexo con una eco porque mi corazón me lo gritó desde el primer día: es un niño! Pero aún así gozamos de esa incertidumbre, de la expectación.
Aguardé paciente junto a papá en una bonita habitación celeste a que me recogieran a las 9 para revisarme.
Allí empezaron las contracciones, en el mejor ambiente posible, el amor de mi vida a mi lado y tu pequeña maletita a sus pies, él nervioso, buscando en mí tranquilidad y yo tranquilizándolo, esa maravillosa intimidad donde empezó el dolor mas hermoso de mi vida, avisando de tu llegada.
Me duché y me preparé feliz, ya eran las 9.
Y en la sala de partos el dolor y el amor crecían a partes iguales, no sentí miedo, ni nervios, estaba lista y quería verte.
Me gustó mucho darte a luz, lo disfruté y me recreo en ese instante, tuvimos suerte, rápido, fácil...
Y a las 12:30 te ví, te toqué, te olí.
No fue amor a primera vista, ni una explosión, sólo te quería, como si siempre hubiese existido eso en mí.
Ya era mamá, deseosa de verte crecer de enseñarte el mundo y un año mas tarde me doy cuenta de cuanto he crecido yo y cuanto me has enseñado tú. Desde ese día papá y yo hacemos lo que queremos y no lo que "toca", nos dan igual muchas cosas absurdas que antes nos parecía que estábamos obligados a hacer, nos has abierto los ojos y somos mas felices de lo que jamás pudimos imaginar.
Eres una personita de carácter pero dulce, bueno, cariñoso y muy payasete, ¡como te gusta hacer reir a la gente, renacuajo! Despiertas sonriente y parlanchín, incluso empiezas a cascurrear antes de abrir los ojos. Te incorporas en tu cuna a lo Drácula (o nuestra cama mas bien) tieso sentado de golpe y ojos de par en par.
Me buscas y me pides con total descaro la teta, no tienes mucha paciencia y si tardo te irritas o te da por sonreirme y apretujarme, eres todo un zalamero.
Me persigues por todas partes, invades mi cama, no me dejas bañarme sin tí, desde que naciste no te has separado de mí, baboseas mi desayuno....
Me haces reír como loca, me dejas fascinada con tus primeras palabras, tus gestos y tus carcajadas en sueños.
Me tienes con el corazón en un puño cuando te veo mil veces al día a punto de abrirte la cabeza, tengo muchísimo miedo a que te pase algo y no imagino un mundo sin tí, eres temerario y veloz, pero fuerte y es difícil oirte llorar, me has salido muy heavy, bichejo.
Cada día te quiero mas y no puedo evitar mirarte y susurrar: gracias.
Esta noche no te devuelvo a tu cuna, te dejo dormir pegado a mí, porque he pestañeado y has cumplido un año y he entendido que no siempre cabrás en mis brazos.
Hoy hace un año...
3 horas antes de que naciera |