Tanto presumir de no tener vómitos... y creo que me puse al día en 4 horas. Vomité unas 10 veces, las 3 primeras me dejaban una sensación de alivio, pero las restantes... ya no me quedaba nada dentro, así que era bilis, y cómo duelen las contracciones del estómago antes, durante y después del vómito, tanto que llegué a perder la consciencia sin darme ni cuenta. Estaba sentada en el suelo vomitando en el w.c y de pronto me desperté tumbada boca arriba en el suelo del baño... nunca me había pasado algo similar.
Después está lo otro... si, eso, las... deposiciones líquidas e incontrolables, unas 20 veces tuve que ir al baño, antes de poder salir de casa para ir al hospital por urgencias, también venían acompañadas de retorcijones, fue realmente asqueroso, sobre todo cuando se juntaban ambas situaciones... vaya, es que mejor ni doy detalles.
Empecé con un ligero malestar y creía que sería que había llegado mi hora de tener los síntomas de los que todas las embaarazadas, gines y matronas hablan, pero no...
Fui al hospital en condiciones lamentables, con fiebre, mareada y sin fuerzas para caminar, me tuvieron que sentar en una silla de ruedas, la cual tuvo que empujar mi marido en varias ocasiones para llevarme al baño antes de que me pudieran atender.
Verme en el espejo me daba miedo, no parecía yo.
Cuando por fin me atendieron (no tuve que esperar ni 2h), tuve que salir de la consulta en otras dos ocasiones para volver al baño bien a vomitar o a lo otro.
La doctora que me atendió era una gran profesional, me realizo un reconocimiento muy completo, incluso reconocimiento neuronal (por lo de la pérdida de consciencia y por un golpe que me dí en la frente, no al caer, sino con la puñetera tapa del w.c al apoyarme para vomitar...).
Me hicieron un análisis de sangre y me pusieron sueros, 500cc de sódico y 500cc glucosalino.
Me administraron metoclopramida en bolo intravenoso, que es lo único que podían dar a las embarazadas en casos de gastroenteritis.
Estaba realmente deshidratada lo cual preocupó bastante a la doctora que se sorprendió de la rapidez con la que había llegado a ese estado.
La inyección me alteró un poco y pasé de tener temblores de frío a sentir calor y agobio, de pronto me espabilé y quería irme a mi casa, imagino que pudo ser un poco de ansiedad o efecto de la propia enfermedad, me tuve que aguantar unas horas en la camilla, en una sala a solas con mi marido, la doctora me dijo que intentara descansar mientras se acababa la última bolsa de suero y me apagó la luz para que estuviera mas cómoda, muy considerada además de profesional.
A los pocos minutos volvió con una celadora y me dijo que sería recomendable ver el estado del bebé por el tema de la deshidratación y los espasmos abdominales, quería asegurarse que ni lo uno ni lo otro habían dañado al peque.
La celadora me subió a planta en camilla para que me viera la ginecóloga de urgencias, preferían que no me moviera nada.
La gine me saludó y directamente me hizo una ecografía abdominal, vimos al bebé a los pocos segundos de entrar a consulta y lo primero que me enseñó fue el latido (entonces recordé que era la misma ginecóloga que me atendió en urgencias cuando perdí a mi garbancito, en aquella ocasión tuvo que decirme que no había latido, creo que por eso esta vez se dio tanta prisa), el pequeñajo estaba muy inquieto y boqueando como un pez.
La ginecóloga puso cara de alivio y me dijo, vaya, este niño parece que está bastante cabreado y que dice, oye qué pasa aquí que todo lo que entra sale. Me hizo gracia y consiguió hacerme sonreir y relajarme.
Me explicó que si la mlaformación uterina que tengo es útero septo que las contracciones abdominales muy violentas pueden causar fisuras en el saco amniótico y volver a tener pérdida de líquido, que por eso habían decidido echar un vistazo. Menos mal que yo no sabía que algo así podía suceder... porque sino me hubiera puesto peor cada vez que vomitaba.
6 horas mas tarde estaba en casa, descansando en mi cama, con el malestar, pero sin vómitos.
En menos de 48h estaba totalmente repuesta, como si no hubiera pasado nada, eso sí, pesando casi 2kg menos.
5 días mas tarde le tocó a mi marido pasar por todo el proceso, practicamente le ocurrió como a mí, incluídos los detalles mas desagradables, pero él no llegó a deshidratarse ni perdió la consciencia y le pudieron administrar los fármacos adecuados, por lo que mejoró a las pocas horas de acabar con los sueros.
En todo momento pensaba en mi bebé y sólo me repetía, que me duela lo que me tenga que doler, pero por favor que esté bien, no dejaba que me inyectaran nada hasta que no me dijeran qué era, para qué y me aseguraran que era infensivo para el feto.
Fue una sensación extraña, me invadió un instinto de protección del que yo misma me sorpredí, imagino que esto es normal en todas las mamás desde el embarazo, no es que quisiera protegerlo, sino que tenía la imperiosa necesidad de hacerlo, mucho mas grande que algo emocional, era algo primitivo.
Con este suceso me hice mas consciente de lo que realmente está pasando, hay otro ser humano en mi interior de verdad y no hay nada en el mundo mas importante, realmente tras tanto buscar y perder, está ahí conmigo en todo momento, creo que es tanta felicidad que no termino de creérmelo por mas que me lo repita.
Es impresionante vivir un embarazo, me provoca paz y plenitud. Me siento como si fuera lo mas natural del mundo y me doy cuenta de que realmente lo es, aunque hubo momentos en que pensé que yo no viviría esto.
No pienso poner una foto sobre el virus... pero os pongo una del wc que me atacó con su tapa y me dejó un tremendo chichón en la frente. |