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26 de octubre de 2017

Desprendimiento de placenta

A todos mis miedos se me añadió un SUSTO extra, sí, otro. 
El 25/10 estaba haciendo reposo en el sofá, pero mi pequeño Pirata no lleva nada bien el cambio de vida radical, de vivir cada tarde una aventura y mucha actividad, a pasarlas con una madre en modo un-cojín-más.del-sofá. Así que jugando me dio dos porrazos, uno medio esquivado y otro de lleno, sentí su codo y el peso de su cuerpo que se me lanzó a toda velocidad, justo donde están los bebés, me doblé de dolor y el pobre se asustó. 
El drama fue cuando fui al baño y me encontré sangre por las piernas y al limpiarme coágulos, uno tan grande que pensé que eran los bebés. Cómo empecé a notar dolores punzantes y sangraba más que una regla me fui con el corazón hecho añicos al hospital. 
Sabía que este momento era más que probable que llegara, pero no estaba preparada y me dí cuenta que pese a saber que llegará y supuestamente si va a suceder mejor cuanto antes, no, de ninguna manera quería que sucediera, "NO ESTOY LISTA" y me di cuenta que nunca lo estaré, que no quiero que suceda ni ahora ni nunca y mi resignación anda por ahí perdida. 

Papá Pirata me dejó en urgencias y se tuvo que quedar con un Pirata que se subía por las paredes y pedía calle a gritos. Entré sola y por primera vez en toda esta historia, se me hizo un nudo en la garganta y me costaba hablar.

Mis gemelos y yo...
De pronto sentí que aquel dolor era demasiado real y temí como cualquier madre por la vida de sus hijos, por diminutos que sean aún, se ve que el hueco que debería ocupar mi resignación lo ha invadido un instinto maternal bestial, porque ya les siento, les sueño y les imagino conmigo. Me es imposible separar la razón del corazón. Tengo 3 hijos, dos están en peligro, y si alguien insinúa lo contrario...lo mismo le muerdo.
 Por eso aún no lo hemos contado y me hace sentir más segura y fuerte guardarlo en secreto, no quiero que nadie le quite importancia o intente evadirme de sentir lo que siento, no necesito consuelo, solo apoyo. Y como yo no se permanecer mucho tiempo triste, me lleno de fuerza y rabia. Defiendo mi derecho a sentirme como me siento, el dolor es real y les hace reales, les defiendo a ellos y me protejo, porque también, ahora soy vulnerable e impulsiva. Y tampoco quiero andar peleada con todo el mundo, me he convertido en LEONA.

Me atendieron rapidísimo, y el sangrado iba a menos y... ahí seguían mis dos bebés, hermosos y latiendo llenando de vida y de esperanza esa misma sala donde tantas veces he tenido que escuchar "no tiene latido, lo siento".

El hematoma retrocorial medía 8mm, muy pequeñito, sin embargo me encontraba ante una "amenaza de aborto". Otra más, lo mismo me la convalidan ¿no?.
Me pasaron a reposo absoluto, más progesterona (¿más? si), seguir con eutirox, yodo, ácido fólico y heparina.

Tuve mucho miedo, ya no son dos manchitas, ya tienen extremidades, se mueven y se aferran a la vida y yo, me aferro a ellos. 
Pequeños, creo que esta vez nos vamos a librar. Lo presiento.

Tengo que agradecer la cantidad de energía positiva, comprensión y apoyo incondicional de amigas y conocidas. He pasado de estar hundida a sentirme fuerte, asustada, pero peleona. Whatsapp, mails y montones de mensajes durante las largas horas de reposo. De alguna manera me habéis transmitido algo indescriptible, paz, cariño, luz en medio de tanta oscuridad. Gracias por pedir por mis peques, gracias por acompañarme.