Uno de los momentos más increíbles y mágicos de mi vida. Pese a ser bebés muy prematuros, parirles me ha dejado unas sensaciones indescriptibles. Al igual que el parto de mi hijo, adoro rememorar el momento en el que les noté resbaladizos, cálidos y húmedos venir a este mundo. Cada uno de un modo distinto y sensaciones distintas. Me despedí a lo grande del mundo de los partos. Ahora os voy a relatar en orden cronológico como se desarrolló todo.
22:30h del 29/03 Iba sentadsa en el coche de copiloto y lo noté, ya conocía esa sensación de salida de líquido sin control, sin más, rompí aguas y mantuve la calma de tal modo que aún me sorprendo al recordarlo. Ingresé en el hospital con la bolsa rota, una de las doctoras que me atendió me animó contándome que era melliza prematura y estaba perfecta. Yo soy prematura, empezó a relatarme y lo supe, nacer antes no te hace ser un bebé prematuro, no, te convierte en prematuro para siempre, es una característica más.
30/03/2018
00:00 Me pusieron más tocolíticos, aunque las contracciones eran leves y sin dolor, pero las paredes del útero estaban peligrosanente al límite y decidieron trasladarme de urgencia en ambulancia al Materno Infantil de la capital, a casi 1h de mi casa. Yo estaba preocupada y a la vez muy serena.
Fui sola (con mis dos bebés) en la ambulancia), el conductor me dijo que era padre de gemelas, qué casualidad.
Me contó que no era común trasladar a una embarazada sola, pero no había personal disponible y eran las 12 de la noche, no era plan de llamar a amigas, y mi marido estaba con Pirata.
Recuerdo muchos detalles, como intentaba estar tranquila cuando me cambiaron de camilla, los techos de los pasillos, como se doblan las patas de la camilla al entrar en la ambulancia, el cariño con el que el conductor (¿Matías era?) decidió coger una manta del hospital, para arroparme en la ambulancia y me dejó una luz tenue.
En el trayecto tuve miedo, no notaba a una de las bebés, la pequeña, la que tenía siempre acelerado el latido. Intenté confiar, pero dejé de notar también a la otra bebé. Estaban dormiditas y yo aterrada con la idea de haber llegado tan lejos y perderlas.
Por suerte tenía amigas despiertas y estuve hablando por w.app con ellas (GRACIAS mamás blogger, y sobre todo GRACIAS HOBBITA, tu compañía virtual fue impagable).
Al llegar al nuevo hospital me dieron más antibióticos y me asignaron habitación, allí me reencontré con mi marido y mi niño que estaba dormido...
02:30 Lo primero que hicieron en planta es ponerme correas y controlar los latidos de los bebés. Estaban bien. Intentamos dormir, sin mucho éxito por mi parte. Era difícil conciliar el sueño cuando no paraba de toser (bronquitis) y a cada tos me salía líquido amniótico y tocaba cambiarme el empapador. Problemas de tener la bolsa rota...
Cada 2h monitores en la cama, la cual ocupaba la mitad Pirata (¿cuándo ha crecido tanto mi pequeño?).
El personal del hospital fue muy amable, una enfermera me dio dinero para comprarnos sándwiches (no recuerdo su cara ni su nombre, sino la buscaría y le devolvería el préstamo), otra enfermera solicitó trasladarme a otra habitación al ver que tenía un niño conmigo y me dieron una al fondo del pasillo, más amplia, luminosa y baño con ducha.
Ese día estuve tranquila, mimada. Todo el personal, tanto sanitario, administrativo o de limpieza, cada vez que entraban a mi habitación, tenían unas palabras agradables para mi hijo que estuvo en todo momento conmigo sin que nadie nos llamara la atención, de hecho un enfermero vino a buscarle porque en otra habitación había una niña de su edad en la misma situación que él, para que pudieran jugar juntos. La limpiadora fregó y desinfectó el suelo a conciencia para que mi hijo pudiera montar su autopista y jugar en él. Aquel hospital es realmente amigo de los niños.
En frente de mi habitación había una embarazada de 6 semanas menos que yo que llevaba 20 días ingresada con una de las bolsas de sus mellizas rota, así que pensé que mi situación podía ir para largo y decidí que, esa noche, mi marido y mi hijo regresaran a casa a descansar, coger más ropa, juguetes, etc. Como prevención contraté una acompañante que encontré en un grupo de Facebook que ya pasó una noche conmigo en mi anterior ingreso(sí, soy una mujer de recursos).
31/03
Esa noche fue difícil conciliar el sueño, ya que no paraba de toser y perder líquido. Estaba regular de la bronquitis y totalmente afónica, mi voz era apenas un susurro.
03:00 me dio un golpe de tos de no parar, el líquido amniótico empapaba todo, pedí algo para la tos y me trajeron miel ¬¬ ¿en serio? ¡venga ya! la noche anterior me trajeron un inhalador, pero esa noche tenía una enfermera flojucha.
Entre tos y tos mi acompañante (a partir de ahora L) y yo aprovechamos el desvelo para poner verdes a su ex y en mi turno de palabra decidí relatar los últimos acontecimientos con mamá ogra (suegra) pero en ese instante... ¡me dio un dolor de tripa horrible! yo que casi no podía andar, me puse de un salto en pie, me metí en el baño, pasando del reposo absoluto y pedí a L que llamara a una enfermera y a mi marido. Eran las 04:00. Me notaba descompuesta, con mucho dolor de estómago, la tripa dura, pero nada de dolor de regla ni similar a las contracciones de parto que yo conocía.
Llegó la enfermera que me obligó a salir del baño y meterme en la cama (yo necesitaba ir al baño!).
Me dijo que estaba de parto, yo le dije que no, ella que sí, me tocó la barriga y me dijo, "quieta ahí", yo sentía que o iba al baño o me estallarían los intestinos.
Yo estaba en plan cabezona, erre que erre, que no tenía contracciones por lo que no estaba de parto.
Me puso correas y... ella tenía razón (diablos!) y descubrí que cuando me repitió el dolor de estómago bien fuerte, el aparato marcaba una contracción de las gordas.
L realizó una nueva llamada a mi marido, que ya venía de camino: ¡que Ariel está de parto!.
De parto, otra vez de madrugada, cuando me gusta a mí ponerme de parto ¬¬.
Una parte de mí quería pensar que me lo podrían parar, otra, mucho más lógica, sabía que ya había sufrido hemorragia y mi útero no daba más de sí, esta vez no me pararían el parto porque sería peligroso para mí... Llegó la hora, pronto, pero llevaba todo el embarazo asumiendo eso, así que pude incluso sentir la emoción de ver a mis hijas mezclada con la preocupación de la prematurez. La cesárea no me daba miedo, me sentía valiente.
La enfermera llamó al tocólogo.
Coloqué mis manos en la tripa, disfrutándola, porque probablemente me quedarían pocas horas de embarazada, me dio pena... tener que despedirme de ellas, de la paz que me daban, de sus pataditas y esa sensación de vida y movimiento en mi interior. Me dio pena el riesgo que correrían, pena pensar que tal vez no salieran de aquella con vida, a las secuelas, a que sufrieran. Pero no tenía miedo en sí.
El tocólogo llegó en 5 minutos, las contracciones eran cada 4 (insisto, no dolían abajo, sino arriba, no eran como las de Pirata, no parecían contracciones y yo me negaba a aceptar que estaba de parto)
El doctor era más joven que yo, sin mediar mucha palabra me destapó, me bajó las braguitas y me introdujo dos dedos, ea, ya estamos, aquí sin presentaciones ni invitarme antes ni a un café, ¡estamos apañados oiga!
Dicen que en esos momentos no te acuerdas de la vergüenza (¡mentira!).
Me dijo que estaba de 3cm y me llevaba a partos. (Cuanto agradecí la presencia de L, parecía una madre de alquiler).
Total, un tercer dolor me dejó doblada, ya sí parecía más que estaba de parto, aunque eran muy salvajes aquellos dolores, así, tan gordos de golpe, por lo que me costó centrarme, controlarme un poco y hacer las respiraciones, ya que las contracciones no empezaron poco a poco, pero una vez asimilé que estaba de parto, que ese era el motivo del dolor, me centré. "Duele muchísimo, porque así es dilatar" me decía en mi cabeza "si me relajo y respiro, lo llevaré mejor, va a doler menos" y... lo hice, pero dolía igual, "¡cagó en tó, madre de mi vida, qué barbaridad, ya no me acordaba yo de esto!" y un largo etc de pensamientos similares.
04:15 Al llegar a partos se montó mucho ajetreo a mi alrededor, monitorizar a los bebés fue la prioridad, me pincharon un neuroprotector para los bebés, me mareé y me quedé semi inconsciente, seguía notando los dolores, escuchando voces, pero como desde muy lejos, me pincharon otra cosa y me espabilaron un poco. ¿Qué era aquello tan chungo?, mira que me avisaron que me iba a poner malísima y no me mintieron. Vías, oxígeno, cables, aparatos, vaya cuadro!
04:30 Aproveché para pedir algo para el dolor (lo cual tuvo bastante dificultad ya que os recuerdo que estaba prácticamente muda) omití el hecho de que tengo la espalda pocha y supuestamente no soy apta para epidural. Las contracciones eran cada 2 min, por suerte el anestesista no tardó en llegar.
¡Sorpresa! este anestesista me puso la epidural en menos de 1 minuto, sin dolor ni molestias, a la primera (no como la otra vez).
04:35 Acto seguido me hicieron un nuevo tacto, ¿¡7cm!?. El tocólogo (que si que tocaba, sí) me dijo al salir por la puerta, "si tienes ganas de ir al baño, avisa", y solté "tengo ganas, muchas ganas" con lo que me gané otro intento de tacto que acabó en un " ¡la cabeza!, no empujes, NO EMPUJESSSSSS! ¡a QUIRÓFANO!
El quirófano no estaba lejos, pero yo sentía la presión y tuve que controlarme muchísimo para no pujar en la siguiente contracción, que dolía lo suyo, una vez entré alguien dijo: ¿tenemos cesárea? y el tocólogo contestó con voz de impaciencia, NO, ¡tenemos CABEZA!
Me cambiaron de la camilla a la mesa fría de metal, me tumbaron totalmente horizontal y en la siguiente contracción, segundos mas tarde, pude pujar y noté algo viscoso, caliente, resbaladizo, no puedo olvidar esa sensación, en medio del dolor me resultó agradable, de hecho sentí alivio y esperé la siguiente contracción para volver a pujar, pero ésta no llegaba ¿qué pasaba?.
Entonces hice una pregunta absurda "¿sigo pujando? ya no noto contracciones", y me miraron raro y lo supe, mi bebé había nacido ya y ya no estaba, se la habían llevado sin que me enterase ni de que había nacido, sin que me la enseñaran ni nadie anunciase su llegada, no vi a mi pequeña...
22:30h del 29/03 Iba sentadsa en el coche de copiloto y lo noté, ya conocía esa sensación de salida de líquido sin control, sin más, rompí aguas y mantuve la calma de tal modo que aún me sorprendo al recordarlo. Ingresé en el hospital con la bolsa rota, una de las doctoras que me atendió me animó contándome que era melliza prematura y estaba perfecta. Yo soy prematura, empezó a relatarme y lo supe, nacer antes no te hace ser un bebé prematuro, no, te convierte en prematuro para siempre, es una característica más.
30/03/2018
00:00 Me pusieron más tocolíticos, aunque las contracciones eran leves y sin dolor, pero las paredes del útero estaban peligrosanente al límite y decidieron trasladarme de urgencia en ambulancia al Materno Infantil de la capital, a casi 1h de mi casa. Yo estaba preocupada y a la vez muy serena.
Fui sola (con mis dos bebés) en la ambulancia), el conductor me dijo que era padre de gemelas, qué casualidad.
Me contó que no era común trasladar a una embarazada sola, pero no había personal disponible y eran las 12 de la noche, no era plan de llamar a amigas, y mi marido estaba con Pirata.
Recuerdo muchos detalles, como intentaba estar tranquila cuando me cambiaron de camilla, los techos de los pasillos, como se doblan las patas de la camilla al entrar en la ambulancia, el cariño con el que el conductor (¿Matías era?) decidió coger una manta del hospital, para arroparme en la ambulancia y me dejó una luz tenue.
En el trayecto tuve miedo, no notaba a una de las bebés, la pequeña, la que tenía siempre acelerado el latido. Intenté confiar, pero dejé de notar también a la otra bebé. Estaban dormiditas y yo aterrada con la idea de haber llegado tan lejos y perderlas.
Por suerte tenía amigas despiertas y estuve hablando por w.app con ellas (GRACIAS mamás blogger, y sobre todo GRACIAS HOBBITA, tu compañía virtual fue impagable).
Al llegar al nuevo hospital me dieron más antibióticos y me asignaron habitación, allí me reencontré con mi marido y mi niño que estaba dormido...
02:30 Lo primero que hicieron en planta es ponerme correas y controlar los latidos de los bebés. Estaban bien. Intentamos dormir, sin mucho éxito por mi parte. Era difícil conciliar el sueño cuando no paraba de toser (bronquitis) y a cada tos me salía líquido amniótico y tocaba cambiarme el empapador. Problemas de tener la bolsa rota...
Cada 2h monitores en la cama, la cual ocupaba la mitad Pirata (¿cuándo ha crecido tanto mi pequeño?).
El personal del hospital fue muy amable, una enfermera me dio dinero para comprarnos sándwiches (no recuerdo su cara ni su nombre, sino la buscaría y le devolvería el préstamo), otra enfermera solicitó trasladarme a otra habitación al ver que tenía un niño conmigo y me dieron una al fondo del pasillo, más amplia, luminosa y baño con ducha.
Ese día estuve tranquila, mimada. Todo el personal, tanto sanitario, administrativo o de limpieza, cada vez que entraban a mi habitación, tenían unas palabras agradables para mi hijo que estuvo en todo momento conmigo sin que nadie nos llamara la atención, de hecho un enfermero vino a buscarle porque en otra habitación había una niña de su edad en la misma situación que él, para que pudieran jugar juntos. La limpiadora fregó y desinfectó el suelo a conciencia para que mi hijo pudiera montar su autopista y jugar en él. Aquel hospital es realmente amigo de los niños.
En frente de mi habitación había una embarazada de 6 semanas menos que yo que llevaba 20 días ingresada con una de las bolsas de sus mellizas rota, así que pensé que mi situación podía ir para largo y decidí que, esa noche, mi marido y mi hijo regresaran a casa a descansar, coger más ropa, juguetes, etc. Como prevención contraté una acompañante que encontré en un grupo de Facebook que ya pasó una noche conmigo en mi anterior ingreso(sí, soy una mujer de recursos).
31/03
Esa noche fue difícil conciliar el sueño, ya que no paraba de toser y perder líquido. Estaba regular de la bronquitis y totalmente afónica, mi voz era apenas un susurro.
03:00 me dio un golpe de tos de no parar, el líquido amniótico empapaba todo, pedí algo para la tos y me trajeron miel ¬¬ ¿en serio? ¡venga ya! la noche anterior me trajeron un inhalador, pero esa noche tenía una enfermera flojucha.
Entre tos y tos mi acompañante (a partir de ahora L) y yo aprovechamos el desvelo para poner verdes a su ex y en mi turno de palabra decidí relatar los últimos acontecimientos con mamá ogra (suegra) pero en ese instante... ¡me dio un dolor de tripa horrible! yo que casi no podía andar, me puse de un salto en pie, me metí en el baño, pasando del reposo absoluto y pedí a L que llamara a una enfermera y a mi marido. Eran las 04:00. Me notaba descompuesta, con mucho dolor de estómago, la tripa dura, pero nada de dolor de regla ni similar a las contracciones de parto que yo conocía.
Llegó la enfermera que me obligó a salir del baño y meterme en la cama (yo necesitaba ir al baño!).
Me dijo que estaba de parto, yo le dije que no, ella que sí, me tocó la barriga y me dijo, "quieta ahí", yo sentía que o iba al baño o me estallarían los intestinos.
Yo estaba en plan cabezona, erre que erre, que no tenía contracciones por lo que no estaba de parto.
Me puso correas y... ella tenía razón (diablos!) y descubrí que cuando me repitió el dolor de estómago bien fuerte, el aparato marcaba una contracción de las gordas.
L realizó una nueva llamada a mi marido, que ya venía de camino: ¡que Ariel está de parto!.
De parto, otra vez de madrugada, cuando me gusta a mí ponerme de parto ¬¬.
Una parte de mí quería pensar que me lo podrían parar, otra, mucho más lógica, sabía que ya había sufrido hemorragia y mi útero no daba más de sí, esta vez no me pararían el parto porque sería peligroso para mí... Llegó la hora, pronto, pero llevaba todo el embarazo asumiendo eso, así que pude incluso sentir la emoción de ver a mis hijas mezclada con la preocupación de la prematurez. La cesárea no me daba miedo, me sentía valiente.
La enfermera llamó al tocólogo.
Coloqué mis manos en la tripa, disfrutándola, porque probablemente me quedarían pocas horas de embarazada, me dio pena... tener que despedirme de ellas, de la paz que me daban, de sus pataditas y esa sensación de vida y movimiento en mi interior. Me dio pena el riesgo que correrían, pena pensar que tal vez no salieran de aquella con vida, a las secuelas, a que sufrieran. Pero no tenía miedo en sí.
El tocólogo llegó en 5 minutos, las contracciones eran cada 4 (insisto, no dolían abajo, sino arriba, no eran como las de Pirata, no parecían contracciones y yo me negaba a aceptar que estaba de parto)
El doctor era más joven que yo, sin mediar mucha palabra me destapó, me bajó las braguitas y me introdujo dos dedos, ea, ya estamos, aquí sin presentaciones ni invitarme antes ni a un café, ¡estamos apañados oiga!
Dicen que en esos momentos no te acuerdas de la vergüenza (¡mentira!).
Me dijo que estaba de 3cm y me llevaba a partos. (Cuanto agradecí la presencia de L, parecía una madre de alquiler).
Total, un tercer dolor me dejó doblada, ya sí parecía más que estaba de parto, aunque eran muy salvajes aquellos dolores, así, tan gordos de golpe, por lo que me costó centrarme, controlarme un poco y hacer las respiraciones, ya que las contracciones no empezaron poco a poco, pero una vez asimilé que estaba de parto, que ese era el motivo del dolor, me centré. "Duele muchísimo, porque así es dilatar" me decía en mi cabeza "si me relajo y respiro, lo llevaré mejor, va a doler menos" y... lo hice, pero dolía igual, "¡cagó en tó, madre de mi vida, qué barbaridad, ya no me acordaba yo de esto!" y un largo etc de pensamientos similares.
04:15 Al llegar a partos se montó mucho ajetreo a mi alrededor, monitorizar a los bebés fue la prioridad, me pincharon un neuroprotector para los bebés, me mareé y me quedé semi inconsciente, seguía notando los dolores, escuchando voces, pero como desde muy lejos, me pincharon otra cosa y me espabilaron un poco. ¿Qué era aquello tan chungo?, mira que me avisaron que me iba a poner malísima y no me mintieron. Vías, oxígeno, cables, aparatos, vaya cuadro!
04:30 Aproveché para pedir algo para el dolor (lo cual tuvo bastante dificultad ya que os recuerdo que estaba prácticamente muda) omití el hecho de que tengo la espalda pocha y supuestamente no soy apta para epidural. Las contracciones eran cada 2 min, por suerte el anestesista no tardó en llegar.
¡Sorpresa! este anestesista me puso la epidural en menos de 1 minuto, sin dolor ni molestias, a la primera (no como la otra vez).
04:35 Acto seguido me hicieron un nuevo tacto, ¿¡7cm!?. El tocólogo (que si que tocaba, sí) me dijo al salir por la puerta, "si tienes ganas de ir al baño, avisa", y solté "tengo ganas, muchas ganas" con lo que me gané otro intento de tacto que acabó en un " ¡la cabeza!, no empujes, NO EMPUJESSSSSS! ¡a QUIRÓFANO!
El quirófano no estaba lejos, pero yo sentía la presión y tuve que controlarme muchísimo para no pujar en la siguiente contracción, que dolía lo suyo, una vez entré alguien dijo: ¿tenemos cesárea? y el tocólogo contestó con voz de impaciencia, NO, ¡tenemos CABEZA!
Me cambiaron de la camilla a la mesa fría de metal, me tumbaron totalmente horizontal y en la siguiente contracción, segundos mas tarde, pude pujar y noté algo viscoso, caliente, resbaladizo, no puedo olvidar esa sensación, en medio del dolor me resultó agradable, de hecho sentí alivio y esperé la siguiente contracción para volver a pujar, pero ésta no llegaba ¿qué pasaba?.
Entonces hice una pregunta absurda "¿sigo pujando? ya no noto contracciones", y me miraron raro y lo supe, mi bebé había nacido ya y ya no estaba, se la habían llevado sin que me enterase ni de que había nacido, sin que me la enseñaran ni nadie anunciase su llegada, no vi a mi pequeña...
Ariel soy patricia de enfemenino, entro todos los días para leer noticias tuyas, veo que pasan los días y días y no escribes, quiere creer mi corazon que estas muy ocupada con Pirata y las gemelas y por ello no has podido escribir, no finalizaste este post. Sigo aun esperando que todo haya salido bien, no te cuento de mi y mis retoños, hasta no saber mas de ti. Te tengo muy presente en mis oraciones, te envío muchos abrazos que espero atraviezen el oceano.
ResponderEliminarNo te asustes!
EliminarSe la llevaron los neonatólogos y no la vi ni oí.
Pero al leer los comentarios me he leído y parece otra cosa, nooooo, viven, las niñas viven!
Ariel, qué alegría volver a leerte! Aunque algo agridulce por la incertidumbre de saber cómo acabó todo...
ResponderEliminarUn besazo enorme!
Con el sueño y que era de madrugada no me di cuenta de lo que parece, voy a cambiar el final del post!!!
EliminarFue dura la estancia en neo, con sustos, vivimos cosas que me marcaron, pero ellas están conmigo.
Creo que estábamos unas cuantas esperando noticias tuyas y deseando saber que estáis bien.
ResponderEliminarGracias! Estamos bien
EliminarAy Ariel x favor no nos dejes así, q pienso mucho en ti y en tus niñas...vuelve pronto. Un abrazo
ResponderEliminarTengo poco tiempo, pero tengo ganas de ir contando todo, sobre todo de recuerdo.
EliminarLas peques están bien, algunas cosillas q descartar, pequeñas secuelas, incertidumbres, pero conmigo y en casita.
En cuando he visto una actualización tuya he venido corriendo a leerte, con miedo e ilusión, esperando que todo fuese bien, que tuvieses dos pequeñas guerreras contigo pero ese final me ha dejado de piedra.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Gracias, no sufras que ya corrijo ese final, que tengo a mis nenas, en cuanto pueda os cuento la otra parte.
EliminarUn abrazo
Menos mal! Acabo de leer ese final. Me dejas más tranquila. ¡Que felicidad!!!
EliminarHola Ariel que alegria leerte, si el final del post daba la impresion de lo peor. Gracias a Dios estan contigo, cuentalo todo. De mj te cuento que mis mellizos nacieron el 14 de mayo 2018 con 36 semanas y 4 dias por cesarea porque me dio preeclampsia. Ya tienen 3 meses largos, ha sido muy agotador, en ocasiones me siento rebasada con tanto trabajo y tan poco sueño, queriendo compartir con mi nena y que no se sienta desplazada. Me gustaria que nos compartieras mas de tus cosas. Abrazos
ResponderEliminarPues tú mejor que nadie sabes del poco tiempo que tengo.
EliminarEs precioso, pero agotador.
Te nacieron de muy buen tiempo, se librarían de incubadoras, no?
Hay cada vez más casos de preeclamsia, menos mal que hoy día hay muchos controles y se pueden prevenir muchos problemas. Un abrazo, tú también me tienes que contar, a ver si entre las dos nos contamos trucos y cosillas, porque estamos viviendo la misma locura maravillosa.
Aquí la prematura de riesgo que te lee (osea yo xdd) te tiene que decir que sabía que las niñas saldrían adelante. Vale que existen las apneas y cada bebé es un mundo y los médicos optan por ser cautos... pero yo en mi interior lo sabía, y no he podido evitar pensar mucho en vosotras tres y preguntar a Hobbita por ti.
ResponderEliminarUn besazo por triplicado
No imaginas lo importante que es conocer de primera mano casos de prematuros que nacieron sanos y que hoy son adultos sin secuelas gravesvy felices. Ese pensamiento me fortaleció mucho en los días de ucin.
EliminarPor eso te lo conté antes de que te pusieras de parto ;)
EliminarSoñadora vuelve al blogggg jejeje
EliminarMe da mucha pereza, piruliii
EliminarAy Ariel q alegría leerte y más aún leer q las niñas están contigo.
ResponderEliminarMe alegro tanto......
Imagino el poco tiempo q tienes pero no nos abandones tanto tiempo :)
Un abrazo muy fuerte
A ver cuando saco hueco para contar la segunda parte!
EliminarOtro abrazo para ti
Hobbita de madrugada para lo que precise, mi capitán!
ResponderEliminarEsas grumetillas tenían prisa, pero ahí estaba su mamá y el equipo médico, para sacarlas adelante. ^_^
Más que prisa las pobres sufrieron un desalojo, por poco no sale disparada la primera, ahí dentro ya no cabía ni un grano de arroz!
EliminarY allí estabas, virtualmente, pero presente.
Meses esperando un Post tuyo! Vuelve pronto guerrera!��
ResponderEliminarMe alegro que estés muy bien tu y tus niñas, que sufrimiento siempre he pensado en ustedes y que todo fuera bien. Un abrazo enorme
ResponderEliminarMira que lo viví en directo y pese a todo, meses después, me sigo emocionando igual!!! Ayyy,que os quiero!
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