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22 de agosto de 2018

Mi parto prematuro I

Uno de los momentos más increíbles y mágicos de mi vida. Pese a ser bebés muy prematuros, parirles me ha dejado unas sensaciones indescriptibles. Al igual que el parto de mi hijo, adoro rememorar el momento en el que les noté resbaladizos, cálidos y húmedos venir a este mundo. Cada uno de un modo distinto y sensaciones distintas. Me despedí a lo grande del mundo de los partos. Ahora os voy a relatar en orden cronológico como se desarrolló todo.


22:30h del 29/03 Iba sentadsa en el coche de copiloto y lo noté, ya conocía esa sensación de salida de líquido sin control, sin más, rompí aguas y mantuve la calma de tal modo que aún me sorprendo al recordarlo. Ingresé en el hospital con la bolsa rota, una de las doctoras que me atendió me animó contándome que era melliza prematura y estaba perfecta. Yo soy prematura, empezó a relatarme y lo supe, nacer antes no te hace ser un bebé prematuro, no, te convierte en prematuro para siempre, es una característica más.

30/03/2018
00:00  Me pusieron más tocolíticos, aunque las contracciones eran leves y sin dolor, pero las paredes del útero estaban peligrosanente al límite y decidieron trasladarme de urgencia en ambulancia al Materno Infantil de la capital, a casi 1h de mi casa. Yo estaba preocupada y a la vez muy serena.


Fui sola (con mis dos bebés) en la ambulancia), el conductor me dijo que era padre de gemelas, qué casualidad.
Me contó que no era común trasladar a una embarazada sola, pero no había personal disponible y eran las 12 de la noche, no era plan de llamar a amigas, y mi marido estaba con Pirata.
Recuerdo muchos detalles, como intentaba estar tranquila cuando me cambiaron de camilla, los techos de los pasillos, como se doblan las patas de la camilla al entrar en la ambulancia, el cariño con el que el conductor (¿Matías era?) decidió coger una manta del hospital, para arroparme en la ambulancia y me dejó una luz tenue.

En el trayecto tuve miedo, no notaba a una de las bebés, la pequeña, la que tenía siempre acelerado el latido. Intenté confiar, pero dejé de notar también a la otra bebé. Estaban dormiditas y yo aterrada con la idea de haber llegado tan lejos y perderlas.

Por suerte tenía amigas despiertas y estuve hablando por w.app con ellas (GRACIAS mamás blogger, y sobre todo GRACIAS HOBBITA, tu compañía virtual fue impagable).
Al llegar al nuevo hospital me dieron más antibióticos y me asignaron habitación, allí me reencontré con mi marido y mi niño que estaba dormido...


02:30 Lo primero que hicieron en planta es ponerme correas y controlar los latidos de los bebés. Estaban bien. Intentamos dormir, sin mucho éxito por mi parte. Era difícil conciliar el sueño cuando no paraba de toser (bronquitis) y a cada tos me salía líquido amniótico y tocaba cambiarme el empapador. Problemas de tener la bolsa rota...
Cada 2h monitores en la cama, la cual ocupaba la mitad Pirata (¿cuándo ha crecido tanto mi pequeño?).
El personal del hospital fue muy amable, una enfermera me dio dinero para comprarnos sándwiches (no recuerdo su cara ni su nombre, sino la buscaría y le devolvería el préstamo), otra enfermera solicitó trasladarme a otra habitación al ver que tenía un niño conmigo y me dieron una al fondo del pasillo, más amplia, luminosa y baño con ducha.
Ese día estuve tranquila, mimada. Todo el personal, tanto sanitario, administrativo o de limpieza, cada vez que entraban a mi habitación, tenían unas palabras agradables para mi hijo que estuvo en todo momento conmigo sin que nadie nos llamara la atención, de hecho un enfermero vino a buscarle porque en otra habitación había una niña de su edad en la misma situación que él, para que pudieran jugar juntos. La limpiadora fregó y desinfectó el suelo a conciencia para que mi hijo pudiera montar su autopista y jugar en él. Aquel hospital es realmente amigo de los niños.


En frente de mi habitación había una embarazada de 6 semanas menos que yo que llevaba 20 días ingresada con una de las bolsas de sus mellizas rota, así que pensé que mi situación podía ir para largo y decidí que, esa noche, mi marido y mi hijo regresaran a casa a descansar, coger más ropa, juguetes, etc. Como prevención contraté una acompañante que encontré en un grupo de Facebook que ya pasó una noche conmigo en mi anterior ingreso(sí, soy una mujer de recursos).


31/03
Esa noche fue difícil conciliar el sueño, ya que no paraba de toser y perder líquido. Estaba regular de la bronquitis y totalmente afónica, mi voz era apenas un susurro.

03:00  me dio un golpe de tos de no parar, el líquido amniótico empapaba todo, pedí algo para la tos y me trajeron miel ¬¬ ¿en serio? ¡venga ya! la noche anterior me trajeron un inhalador, pero esa noche tenía una enfermera flojucha.
Entre tos y tos mi acompañante (a partir de ahora L) y yo aprovechamos el desvelo para poner verdes a su ex y en mi turno de palabra decidí relatar los últimos acontecimientos con mamá ogra (suegra) pero en ese instante... ¡me dio un dolor de tripa horrible! yo que casi no podía andar, me puse de un salto en pie, me metí en el baño, pasando del reposo absoluto y pedí a L que llamara a una enfermera y a mi marido. Eran las 04:00. Me notaba descompuesta, con mucho dolor de estómago, la tripa dura, pero nada de dolor de regla ni similar a las contracciones de parto que yo conocía.
Llegó la enfermera que me obligó a salir del baño y meterme en la cama (yo necesitaba ir al baño!).
Me dijo que estaba de parto, yo le dije que no, ella que sí, me tocó la barriga y me dijo, "quieta ahí", yo sentía que o iba al baño o me estallarían los intestinos.
Yo estaba en plan cabezona, erre que erre, que no tenía contracciones por lo que no estaba de parto.
Me puso correas y... ella tenía razón (diablos!) y descubrí que cuando me repitió el dolor de estómago bien fuerte, el aparato marcaba una contracción de las gordas.
L realizó una nueva llamada a mi marido, que ya venía de camino: ¡que Ariel está de parto!.
De parto, otra vez de madrugada, cuando me gusta a mí ponerme de parto ¬¬.
Una parte de mí quería pensar que me lo podrían parar, otra, mucho más lógica, sabía que ya había sufrido hemorragia y mi útero no daba más de sí, esta vez no me pararían el parto porque sería peligroso para mí... Llegó la hora, pronto, pero llevaba todo el embarazo asumiendo eso, así que pude incluso sentir la emoción de ver a mis hijas mezclada con la preocupación de la prematurez. La cesárea no me daba miedo, me sentía valiente.
La enfermera llamó al tocólogo.
Coloqué mis manos en la tripa, disfrutándola, porque probablemente me quedarían pocas horas de embarazada, me dio pena... tener que despedirme de ellas, de la paz que me daban, de sus pataditas y esa sensación de vida y movimiento en mi interior. Me dio pena el riesgo que correrían, pena pensar que tal vez no salieran de aquella con vida, a las secuelas, a que sufrieran. Pero no tenía miedo en sí.
El tocólogo llegó en 5 minutos, las contracciones eran cada 4 (insisto, no dolían abajo, sino arriba, no eran como las de Pirata, no parecían contracciones  y yo me negaba a aceptar que estaba de parto)
El doctor era más joven que yo, sin mediar mucha palabra me destapó, me bajó las braguitas y me introdujo dos dedos, ea, ya estamos, aquí sin presentaciones ni invitarme antes ni a un café, ¡estamos apañados oiga!
Dicen que en esos momentos no te acuerdas de la vergüenza (¡mentira!).
Me dijo que estaba de 3cm y me llevaba a partos. (Cuanto agradecí la presencia de L, parecía una madre de alquiler).
Total, un tercer dolor me dejó doblada, ya sí parecía más que estaba de parto, aunque eran muy salvajes aquellos dolores, así, tan gordos de golpe, por lo que me costó centrarme, controlarme un poco y hacer las respiraciones, ya que las contracciones no empezaron poco a poco, pero una vez asimilé que estaba de parto, que ese era el motivo del dolor, me centré. "Duele muchísimo, porque así es dilatar" me decía en mi cabeza "si me relajo y respiro, lo llevaré mejor, va a doler menos" y... lo hice, pero dolía igual, "¡cagó en tó, madre de mi vida, qué barbaridad, ya no me acordaba yo de esto!" y un largo etc de pensamientos similares.
04:15 Al llegar a partos se montó mucho ajetreo a mi alrededor, monitorizar a los bebés fue la prioridad, me pincharon un neuroprotector para los bebés, me mareé y me quedé semi inconsciente, seguía notando los dolores, escuchando voces, pero como desde muy lejos, me pincharon otra cosa y me espabilaron un poco. ¿Qué era aquello tan chungo?, mira que me avisaron que me iba a poner malísima y no me mintieron. Vías, oxígeno, cables, aparatos, vaya cuadro!

04:30 Aproveché para pedir algo para el dolor (lo cual tuvo bastante dificultad ya que os recuerdo que estaba prácticamente muda) omití el hecho de que tengo la espalda pocha y supuestamente no soy apta para epidural. Las contracciones eran cada 2 min, por suerte el anestesista no tardó en llegar.
¡Sorpresa! este anestesista me puso la epidural en menos de 1 minuto, sin dolor ni molestias, a la primera (no como la otra vez).
04:35 Acto seguido me hicieron un nuevo tacto, ¿¡7cm!?. El tocólogo (que si que tocaba, sí) me dijo al salir por la puerta, "si tienes ganas de ir al baño, avisa", y solté "tengo ganas, muchas ganas" con lo que me gané otro intento de tacto que acabó en un " ¡la cabeza!, no empujes, NO EMPUJESSSSSS! ¡a QUIRÓFANO!
El quirófano no estaba lejos, pero yo sentía la presión y tuve que controlarme muchísimo para no pujar en la siguiente contracción, que dolía lo suyo, una vez entré alguien dijo: ¿tenemos cesárea? y el tocólogo contestó con voz de impaciencia, NO, ¡tenemos CABEZA!
Me cambiaron de la camilla a la mesa fría de metal, me tumbaron totalmente horizontal y en la siguiente contracción, segundos mas tarde, pude pujar y noté algo viscoso, caliente, resbaladizo, no puedo olvidar esa sensación, en medio del dolor me resultó agradable, de hecho sentí alivio y esperé la siguiente contracción para volver a pujar, pero ésta no llegaba ¿qué pasaba?.
Entonces hice una pregunta absurda "¿sigo pujando? ya no noto contracciones", y me miraron raro y lo supe, mi bebé había nacido ya y ya no estaba, se la habían llevado sin que me enterase ni de que había nacido, sin que me la enseñaran ni nadie anunciase su llegada, no vi a mi pequeña...

22 de mayo de 2018

Días de hospital

Aunque no era mi primera amenaza de parto prematuro, esta vez la cosa pintaba mucho peor, una hemorragia así a las 28 semanas no pintaba nada bien.
Por suerte, en cada control que me hacían, mi cuello uterino permanecía en 24mm y las contracciones eran leves y no iban a más, el sangrado también fue remitiendo para quedar en un pequeño manchado.
Ingresada me enteré del sexo de los bebés, entre tanto jaleo y susto, a alguien se le escapó, no me importó (tal vez un poco, vale) pero con la que tenía encima, el sexo de los bebés era lo que menos me preocupada.

DOS NIÑAS, GEMELAS

¡Como la mayoría intuía!, dos pequeñas. Me quedaba sin mi sueño de ser madre de otro niño, pero con lo que no quería quedarme era sin mis niñas, por nada del mundo. Ellas eran esas dos rayitas de un test positivo que siempre amé tanto y tan pronto que pocas personas podían entender mi terror a perderlas, si todavía no eran nada, pero se equivocaban, eran ellas, desde el inicio, siempre ellas, ¿cómo no iba a aterrarme la idea de perder algo tan precioso?

Me dieron el alta con reposo en casa, en posición tumbada o sentada periodos cortos, como mucho, paseos en silla de ruedas para baños de sol por un importante déficit de vitamina D.
Así que me vi en silla de ruedas y me dio igual, iba a ser temporal y de todas formas hacía semanas que casi no podía caminar, pero eso os lo contaré en otro momento.
Ese mismo día era el cumpleaños de mi niño y fui del hospital a la celebración, aunque no me levanté de la silla y vi todo un poco desde segunda fila, pero a él le entusiasmó que yo estuviera allí, sé que me echó de menos cuando estuve ingresada y aquello compensaba muchas cosas.

Al llegar a casa sólo quería dormir, en el hospital no dormí demasiado bien. Sin embargo por algún motivo que desconozco se metieron mis suegros en casa, por el cumpleaños del niño. Yo necesitaba tranquilidad después de tremendo susto, cenar, ducharme, dormir, para ello necesitaba intimidad y la ayuda de mi marido, pero no, allí se puso mi suegra a gritarme que tenía cuento, que ni parto prematuro ni nada, que lo que quería era tener a su hijo esclavizado y que él no podía faltar a su trabajo, que yo me apañara sola en casa y me pusiera la tele y si no podía ducharme, ir al baño, comer, etc, que me aguantara. Todo eso a voces, con muy mal tono, no me dejaba ni hablar, aunque yo no estaba hablando con ella, ella se metía en medio a decir NO a todo. Que si ella sola llevó a tres (de qué manera ni os lo cuento) que yo no valía un duro que tanto ir al hospital, que sí que blandita, blablabla.
Aclaración: mi embarazo no me trajo malestar, sin embargo cada vez que me ponía de parto sí que iba a que me pararan las contracciones, pero por mis bebés!!!
Ese estrés de no poder mandarla a donde bien se merecía, me provocó contracciones más o menos seguidas que continuaron una vez se fue de mi casa.

A la mañana siguiente empecé a expulsar tapón mucoso y por la noche me vi de nuevo en urgencias porque me dijeron que si eso pasaba que fuera corriendo a que me ingresaran.
Pero esta vez me topé con una gine que me dijo que sin tapón podía estar 6 semanas más, sin hacer ni caso a informes previos, me mandó de vuelta a casa andando, y mi silla de ruedas en el coche porque a consulta me llevó una celadora con la silla de ruedas del hospital, pero para irme, dijo que me podía ir andandito y eso que yo sin muletas no podía casi andar por una rotura muscular en el glúteo, pero le dio igual. Encima iba sola porque mi marido estaba con Pirata.
Me fui arrastrando como podía, con bastante dolor en el coxis hasta que noté encajarse a un bebé.
En resumen, horas más tarde se me rompió la bolsa, de nuevo a urgencias y en esta ocasión me encontré con las gines de siempre, que tras examinarme y ponerme antibiótico, decidieron trasladarme en ambulancia de forma urgente al hospital materno infantil de la capital.
Ya era día 30 de Marzo, y yo estaba de 29 semanas.
Continuará....

26 de abril de 2018

Amenaza de parto prematuro

Lo primero agradecer hasta el infinito la cantidad de mensajes preguntándome como va todo, gracias, muchísimas gracias.

Actualizo desde el móvil, un anticipo.

En marzo empecé con bastantes contracciones, pero mi cuerpo y sobre todo mi útero y articulaciones ya no pudieron más, tanta inyección para detener el parto, tanta progesterona me crearon tal exceso de relaxina (hormona del embarazo que relaja los músculos pélvicos, sobre todo)
que mi coxis se desplazó, oprimiendo un nervio, causando tal dolor que me impedía andar, pero una es un poco asno y forzó, lo que me produjo una rotura muscular, con inflamación y hematoma incluído. Además de reposo, me vi en muletas y con sesiones de fisio para tolerar el dolor.
Para colmo pillé una bronquitis que me dejó sin habla y con una tos horrorosa que me movía toda la tripa.
Fue una madrugada sin dejar de toser y tener contracciones de B.H que al ir al baño descubrí la peor pesadilla, sangre, roja, brillante, abundante y aterradora. Muchísima sangre.
He pasado ya por eso... y sé lo que suele venir después, pero nunca de 29 semanas...

El 23 de Marzo ingresé por urgencias en el hospital. Eco, correas... hay un latido y... otro más, están bien. Aunque un bebé está con taquicardia.
Reposo absoluto, control diario en correas, hierro en vena cada 48h por anemia tan severa que valoraron hacerme transfusión y lo más importante, 2 inyecciones para la maduración pulmonar de los bebés.
Continuará...

1 de marzo de 2018

26 semanas embarazo gemelar

Estas semanas ha pasado de todo un poco. Lo mas triste es el diagnóstico de una enfermdad muy grave de un familiar muy cercano, querido y necesario en mi vida.
Su rápido deterioro, coincidiendo con esas tres semanas que estuve con gripe, neumonía y sinusitis.
Y por último... en fin, si encuentro fuerzas os hablaré de cómo he vivido el duelo embarazada y de reposo. Es muy duro y duele demasiado, no soporto la idea de haberle perdido aún y menos del modo en que todo coincidió...

Pero hoy me quiero centrar en el embarazo.

Por un lado la amenaza de diabetes gestacional, bebés de mayor tamaño de lo normal con el consiguiente riesgo. En mi caso, a consecuencia de mi miniútero, es absolutamente contraproducente que los bebés pesen más de la cuenta y menos cuando estaba en la semana 21.
Por lo general a más peso mejor para un prematuro, pero con 21 semanas poco les iba ayudar, en mi caso lo que es necesario es una buena maduración de órganos, y debido a la falta de espacio, lo deseable es que sean pequeñitos, dentro de lo normal, para que aguanten dentro lo máximo posible.
Otro problema fue la discrepancia de tamaño y peso entre uno y otro cada vez más notable.
La sombra del terrible (y mortal) síndrome de transfusión feto fetal planeaba sobre mi cabeza. Los gines aumentaron el control, el reposo y me pusieron a dieta.
Cada 3 semanas me hacen la curva larga de la glucosa y me controlo en casa con el glucómetro.

Por último, a uno de mis bebés le han detectado arritmia, latido fetal acelerado mantenido en el tiempo, por lo que además de los controles cada 10 días, también me vio una experta que me hizo eco de 1hora.

De estas tres cosas tengo buenas noticias.

-Mis peques se han regulado en peso, y la diferencia entre uno y otro ha disminuido, además de que al fin mis gordis ya van acorde a sus semanas respecto a peso y no por encima. ¿Habrá funcionado la dieta?

-Diabetes medio controlada, el 9 de Marzo me repiten la prueba por tercera vez.

- El latido acelerado parece que no es por un problema morfológico de su corazoncito, sino del sobre esfuerzo que debe realizar para alimentarse, ya que el otro bebé tiene mejor posición y mejor flujo en el cordón umbilical. Es evidente que es algo que me tienen que vigilar, pero al menos, todo indica que su corazón no precisará cirugía nada más nacer.

Pesan entre 800-900gr y miden entre 32-35cm. Son unos bebés hechos y derechos, muy lejos ya de aquellos embrioncitos de 3mm.
Se mueven mucho, a veces parece que nunca duermen, luchan bastante por el espacio.
El pequeño está en cefálica en la parte izquierda por arriba, cuando le toco, se desliza cual serpiente y acurruca el culete en el hueco de la palma de mi mano, como buscando calor y en minutos se queda inmóvil, imagino que se duerme.
El grande está en podálica, con el culo aplastado en el canal de parto y su cabeza al lado de la del hermanito o hermanita. Cuando quiere más espacio hace fuerza con los pies y con la cabeza empuja al bebé pequeñito, sin duda es más dominante desde su lugar privilegiado. Cuando le toco lejos de relajarse se lía a manotazos y patadas.
Casi siempre repiten comportamiento.
Mirarme la barriga se ha convertido en uno de mis mayores placeres y cada vez que me viene un miedo y tengo tiempo, me destapo la tripa y me recreo de lo lindo viendo kárate fetal. Les canto, leo, acaricio...
No hay miedo que no distraiga con una buena sesión de "tripoting"
Pirata cada vez se muestra más entusiasmado con los hermanitos y ya les ha puesto nombres, lo malo que él quiere niño y niña y no, son del mismo sexo, sea cuál sea. El cual, al igual que con Pirata hemos decidido no saber hasta que nazcan.

Pirats les habla, toca y besa a través de la tripa, pero le da repelus cuando le arrean una patada, quita la mano con cara de susto! 😂

Ahora... para acabar, algo bonito.

Bebé 1 en podálica, el grande

Bebé 2 en cefálica

Ambos juntos, el grande es el que parece que intenta besar o zamparse al peque, que se tapa con una manita.

15 de enero de 2018

20 semanas embarazo gemelar y gripe

Me hacía mucha ilusión ir actualizando con fotos de tripa, ecos, etc, pero las cosas no salen siempre como una imagina.
Desde diciembre empecé con un catarro, cuando parecía que estaba bien, en pocos días pillé una maldita gripe A, desde entonces no levanto cabeza, tuve bronquitis que dio paso a neumonía, el dolor de garganta y pecho es insoportable. El de oídos no se queda atrás.
Hace unos días, parecía que iba mejorando, menos tos y fiebre, pero empecé con una sinusitis complicada, donde tuve una inflamación espontánea de frente y cara, con caída de párpado, dolor y presión muy intensos, insoportable.
He ido a urgencias, al de cabecera y por privado, a las embarazadas no pueden recetarles nada más que paracetamol y no me alivia nada de dolor, solo la fiebre, es un verdadero tormento, paso mis días en medio de un dolor inhumano que no me deja ni dormir. Jamás estuve tan enferma.
Me están vigilando la infección de los pulmones y ahora también, que no me llegue al cerebro, por el evidente peligro para mis bebés y para mí misma.
Estoy asustada por mis peques, desanimada porque lejos de mejorar, no dejan de salirme más y más cosas. Y todo empezó con una gripe!
Mi consuelo es cuando se mueven, aunque pataditas suaves, lo importante es que siguen conmigo, me preocupa tanta fiebre y 12 días de paracetamol, si les puede dejar secuelas o tras tanto sufrir que les pierda por una maldita enfermedad.
Están gordit@s, precios@s, totalmente formad@s.
Ya hemos dado la noticia a Pirata, lo llevamos a la eco de las 18 semanas y no paraba de preguntar: mami, que hay en tu barriga? Qué te has comido?
Y al final mirándonos a los ojos le dije, «cariño, hay dos bebés, pero no me los comí». Su carita no la olvidaré jamás, lo aceptó y desde entonces procura ser menos bruto y se me sube encima con cuidado para: "no romper a los bebés" dice, eso ha salido de él. Es un niño tan dulce, me cuida tsnto, por enferma que esté, es mi bálsamo y el único capaz que me saca sonrisas hasta con 40 de fiebre.
Lástima no haber podido disfrutar de él estas vacaciones, sino que lo pasé en cams y en el hospital, pero vinieron así las cosas, deseo que llegue pronto Semana Santa y compensar.

Un abrazo a todas y muchas gracias por acompañarme, en cuanto mejore cumpliré mis promesas para que veáis crecer a esos bebés, eco a eco conmigo.

23 de diciembre de 2017

16 semanas embarazo gemelar, emociones

He pasado mucho tiempo de retiro, lo necesitaba, estar a solas conmigo misma y mis sentimientos.
Ha sido un boom de emociones, una auténtica montaña rusa.
La búsqueda, la infertilidad, los embarazos, la felicidad y el miedo de la mano, los abortos y el dolor del vacío, de la derrota, volver a ser fuerte, búsqueda y más búsqueda, encuentros y desencuentros, pruebas, diagnósticos fatales, tratamientos y vuelta a empezar un camino sin fin. Conseguir y perder.
He estado apática, cabreada, suceptible.
Me he sentifodo triste, dolida, incomprendida y decepcionada.
He tenido que apartarme de gente a la que quiero para no salpicarles cuando he sentido que ya no podía más y podía herir a quien menos lo merecía.
Otros me han hecho mucho daño también.

Pero igual que sucede siempre, vuelvo a ser fuerte.
Mi hijo y mis bebés me hacen fuerte y feliz.
Pirata ha resultado una gran personita, es un niño tan noble, tan bueno, pese a tener un carácter fuerte, de hecho, me encanta esa fuerza arrolladora y esa integridad suya, porque es respetuso y amable. Sé que no soy imparcial en absoluto, pero es de las personas más dulces, graciosas y sinceras que conozco.
Respecto a mis bebés... el miedo a perderles ha hecho que aprenda a quererles más rápido, gracias a eso he establecido un vínculo intenso con ellos, les acaricio, hablo y estoy viviendo un embarazo muy emotivo. Cada noche escucho sus latidos, esa paz, esa VIDA, me es imposible contener la dicha. Intento disfrutar el presente, pero fantaseo con verles la carita.
Ya hemos dado la noticia y me encanta añadir: son dos!
Se me nota en la cara, en la voz, la ilusión, el sueño que vivo, pese al miedo a que acabe, si me toca vivir una pesadilla, creo que me merezco con más razón disfrutar ahora de lo bonito y transmitir eso a toda la gente que me quiere y ya les quiere.

Ya no tengo náuseas, sí he tenido más sustos y he tenido que extremar el reposo, pero llega un punto, que un miedo más ya casi no hace mella.
Se me nota la tripa y la luzco orgullosa, mi marido también está feliz de nuestra barriguita. Por si después  no tenemos oportunidad... ya les queremos hasta el infinito.

Me hacen ecos cada 2 semanas y controles casi todas las semanas, están casi igual de tamaño y un poco regordetes. Por ahora tienen espacio y se ven sanísimos, sin enredos de cordones y aunque la placenta se ha desplazado y están muy abajo, ésta funciona perfectamente.

Ya os pasaré más detalles del embarazo, síntomas, fotos de tripita y alguna eco.

Muchas gracias por tanto apoyo y compañía, cuando amistades muy cercanas físicamente me han fallado y dejado sola, vosotras, mis chicas bloggers nunca me habéis dejado sola.






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9 de noviembre de 2017

10 semanas embarazo gemelar

Resuelto el desprendimiento de placenta, ahora estoy en un paréntesis, aunque a veces si estoy mucho rato de pie por casa o algo un mínimo esfuerzo empiezo a manchar y vivo un poco con el susto soplándome la oreja.
De ánimo voy bien, yo diría que mejor que físicamente.

Mis síntomas
(Algunos son más por el exceso de progesterona y el reposo o al menos se ven incrementados por estos dos factores).

- Náuseas, a partir de medio día y empeorando. Me da vuelcos el estómago pero no logro vomitar, voy y paso el mal rato, pero nada. Esto me deja dolor de barriga y de garganta un buen rato.

- Inflamación abdominal desde debajo del pecho, esto es debido a la progesterona y el reposo, ya que ralentiza mucho el tránsito intestinal creando bolsas de gas, algo dolorosas y muy molestas.

- Mareos y hasta desmallos, evitables, puesto que llegan cuando van en aumento las náuseas y estoy en movimiento. Así que quietecita y mano de santo.

- Acidez, creo que los gases me han subido el estómago al gaznate, se me calman comiendo manzanas.

- Ascos a olores y ¡Ojo! Para que sea más emocionante cada día varían, un día es pescado, otro el fregasuelos, la pizza, ¡cada día es una aventura! Por suerte no son acumulables, sólo intercambiables.

- Dolor de pecho, bah, duele hasta rozar, pero al lado de lo demás me resulta insignificante.

- Antojos: tomate, manzana, agua muy fría, migas a todas horas, sopas y atún en lata en la tostada de tomate, pero hay que limitar consumo. Rechazo dulce y leche! Yo que era una chotilla de litro diario, tomo poca en el descafeinado y punto.
Al inicio me dio por comer pepinos frsesquitos con sal a mordiscos.
Como sin hambre porque es lo único que me calma un poco el revuelto de estómago y una especie de agujero negro que tengo dentro.

Por lo demás todo bien, unos días más desagradables que otros, pero soportable.
De Pirata tuve sueño, agujero negro con hambre y dolor de pecho, fue maravilloso!!!  Esta vez me tocó una experiencia totalmente distinta, pero con muchas ganas de aguantar lo que me echen por una semana más.

El lunes...11 semanas.

Añadir que uso cada noche el Angelsound y escucho al menos los latidos de uno, a veces de ambos y otras solapados como una carrera de caballos, es maravilloso.
Si olvido el peligro, me parece precioso llevar dos bebés a la vez en mi vientre, a veces ni me lo termino de creer.
Qué bonito si se quedaran...

Os quiere, mamá.

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26 de octubre de 2017

Desprendimiento de placenta

A todos mis miedos se me añadió un SUSTO extra, sí, otro. 
El 25/10 estaba haciendo reposo en el sofá, pero mi pequeño Pirata no lleva nada bien el cambio de vida radical, de vivir cada tarde una aventura y mucha actividad, a pasarlas con una madre en modo un-cojín-más.del-sofá. Así que jugando me dio dos porrazos, uno medio esquivado y otro de lleno, sentí su codo y el peso de su cuerpo que se me lanzó a toda velocidad, justo donde están los bebés, me doblé de dolor y el pobre se asustó. 
El drama fue cuando fui al baño y me encontré sangre por las piernas y al limpiarme coágulos, uno tan grande que pensé que eran los bebés. Cómo empecé a notar dolores punzantes y sangraba más que una regla me fui con el corazón hecho añicos al hospital. 
Sabía que este momento era más que probable que llegara, pero no estaba preparada y me dí cuenta que pese a saber que llegará y supuestamente si va a suceder mejor cuanto antes, no, de ninguna manera quería que sucediera, "NO ESTOY LISTA" y me di cuenta que nunca lo estaré, que no quiero que suceda ni ahora ni nunca y mi resignación anda por ahí perdida. 

Papá Pirata me dejó en urgencias y se tuvo que quedar con un Pirata que se subía por las paredes y pedía calle a gritos. Entré sola y por primera vez en toda esta historia, se me hizo un nudo en la garganta y me costaba hablar.

Mis gemelos y yo...
De pronto sentí que aquel dolor era demasiado real y temí como cualquier madre por la vida de sus hijos, por diminutos que sean aún, se ve que el hueco que debería ocupar mi resignación lo ha invadido un instinto maternal bestial, porque ya les siento, les sueño y les imagino conmigo. Me es imposible separar la razón del corazón. Tengo 3 hijos, dos están en peligro, y si alguien insinúa lo contrario...lo mismo le muerdo.
 Por eso aún no lo hemos contado y me hace sentir más segura y fuerte guardarlo en secreto, no quiero que nadie le quite importancia o intente evadirme de sentir lo que siento, no necesito consuelo, solo apoyo. Y como yo no se permanecer mucho tiempo triste, me lleno de fuerza y rabia. Defiendo mi derecho a sentirme como me siento, el dolor es real y les hace reales, les defiendo a ellos y me protejo, porque también, ahora soy vulnerable e impulsiva. Y tampoco quiero andar peleada con todo el mundo, me he convertido en LEONA.

Me atendieron rapidísimo, y el sangrado iba a menos y... ahí seguían mis dos bebés, hermosos y latiendo llenando de vida y de esperanza esa misma sala donde tantas veces he tenido que escuchar "no tiene latido, lo siento".

El hematoma retrocorial medía 8mm, muy pequeñito, sin embargo me encontraba ante una "amenaza de aborto". Otra más, lo mismo me la convalidan ¿no?.
Me pasaron a reposo absoluto, más progesterona (¿más? si), seguir con eutirox, yodo, ácido fólico y heparina.

Tuve mucho miedo, ya no son dos manchitas, ya tienen extremidades, se mueven y se aferran a la vida y yo, me aferro a ellos. 
Pequeños, creo que esta vez nos vamos a librar. Lo presiento.

Tengo que agradecer la cantidad de energía positiva, comprensión y apoyo incondicional de amigas y conocidas. He pasado de estar hundida a sentirme fuerte, asustada, pero peleona. Whatsapp, mails y montones de mensajes durante las largas horas de reposo. De alguna manera me habéis transmitido algo indescriptible, paz, cariño, luz en medio de tanta oscuridad. Gracias por pedir por mis peques, gracias por acompañarme.